Gloria Damiá López - 18/12/2008
Cómo ávida lectora que soy, siempre pregunto a quiénes además son entendidos en cine qué diferencias encuentran entre el arte de contar con palabras escritas y el de ha
cerlo a través de imágenes, en Appaloosa puedo encontrar en parte la respuesta. En esta película no hay palabras excesivas, tan sólo las justas y son las imágenes, las que sin apabullar te implican en una historia, que dicho sea de paso, no tiene nada de original. Dos amigos, Virgil Cole (Ed Harris) y Everett Hitch (Viggo Mortensen), son encargados de proteger una ciudad sin ley acosada por un malvado ranchero (Jeremy Irons). Más allá del argumento lo interesante es cómo se muestra. La forma de hacer un cine sin pretensiones pero que deja entrever el carácter de los protagonistas, los sentimientos encontrados, los cambios en sus vidas…es aquí dónde entra en juego el peso de los grandes actores.
La actuación de Harris (que además dirige y co-escribe el guión) es más que una buena excusa para ver la película. Su mera presencia resulta atractiva. Es sobrio y al mismo tiempo convincente. Mortensen está a su altura en el mejor rol de la película, es el fiel amigo que a todos nos gustaría tener. Culto, rápido con su enorme rifle, valiente y repleto de sentimientos, transmite la lealtad de los grandes compañeros. Se complementan, se equilibran y hay una química espléndida entre ambos actores.
En el centro del triángulo aparece Zellweger en un papel curioso que descoloca al espectador, y que a mi me transmitió comicidad pese a que viéndola no deja de recordarme a Bridget Jones pero con vestimenta del siglo XIX. Lástima de físico encantador convertido en extraño muñeco diabólico inflado por el bótox y otras sustancias hollywoodienses.
Desde mi ignorancia reconozco que puede no ser una película digna de elogios críticos pero desde mi posición de espectadora vulgar a mi me entretuvo. Disfruté todo el metraje. Las imágenes ásperas me trasladaron a un lejano oeste terroso y creíble. Los diálogos firmes y escuetos me transmitieron emociones e incluso me dibujaron alguna sonrisa - es genial cuando Cole no encuentra la palabra adecuada, y recurre a Hitch, para que le ayude - y no menos espléndida y lacónica es la manera de definir la fidelidad "Tú estás con Cole, yo estoy con Cole”. En resumen, personajes errantes que no encuentran su destino, o que lo encuentran repentinamente, historias de heroicidades anónimas, de dignos derrotados. Cine que nos muestra algo muy cercano a la auténtica amistad sin demasiadas palabras, al fin y al cabo a todos nos gusta que nos entiendan sin necesidad de hablar.

La actuación de Harris (que además dirige y co-escribe el guión) es más que una buena excusa para ver la película. Su mera presencia resulta atractiva. Es sobrio y al mismo tiempo convincente. Mortensen está a su altura en el mejor rol de la película, es el fiel amigo que a todos nos gustaría tener. Culto, rápido con su enorme rifle, valiente y repleto de sentimientos, transmite la lealtad de los grandes compañeros. Se complementan, se equilibran y hay una química espléndida entre ambos actores.
En el centro del triángulo aparece Zellweger en un papel curioso que descoloca al espectador, y que a mi me transmitió comicidad pese a que viéndola no deja de recordarme a Bridget Jones pero con vestimenta del siglo XIX. Lástima de físico encantador convertido en extraño muñeco diabólico inflado por el bótox y otras sustancias hollywoodienses.
Desde mi ignorancia reconozco que puede no ser una película digna de elogios críticos pero desde mi posición de espectadora vulgar a mi me entretuvo. Disfruté todo el metraje. Las imágenes ásperas me trasladaron a un lejano oeste terroso y creíble. Los diálogos firmes y escuetos me transmitieron emociones e incluso me dibujaron alguna sonrisa - es genial cuando Cole no encuentra la palabra adecuada, y recurre a Hitch, para que le ayude - y no menos espléndida y lacónica es la manera de definir la fidelidad "Tú estás con Cole, yo estoy con Cole”. En resumen, personajes errantes que no encuentran su destino, o que lo encuentran repentinamente, historias de heroicidades anónimas, de dignos derrotados. Cine que nos muestra algo muy cercano a la auténtica amistad sin demasiadas palabras, al fin y al cabo a todos nos gusta que nos entiendan sin necesidad de hablar.