lunes, 29 de diciembre de 2008

Su nombre es Bond, James Bond


Opinión/The Hustler - 29/12/2008 de
Videoycine.tv


Si Casino Royale (Martín Campbell, 2006) era una película arriesgada, tanto por la elección de Daniel Craig como nuevo rostro del Agente Secreto al Servicio de Su Majestad con "licencia para matar”, como por el cambio en la naturaleza del personaje (un Bond más pasional, más atormentado, más vulnerable, más…humano), dando como resultado una de las mejores películas de la serie junto a Desde Rusia con Amor (Terence Young, 1963) y James Bond contra Goldfinger (Guy Hamilton, 1964), su secuela, Quantum of Solace (Marc Foster, 2008), acaba siendo una buena película de entretenimiento aunque se pierda parte del protagonismo de los personajes, la elegancia y el reinventado estilo Bond entre tanta adrenalina y acción.

Y es que la sucesión de escenas de acción (por otro lado excelentemente rodadas) dominan gran parte del metraje y se echa de menos algo más de juego, más allá del sexual, con la chica Bond (cumple Olga Kurylenko en el papel de Camille Montes pero falta algo de química entre dos personajes consumidos por el deseo de venganza), y el protagonismo de los secundarios como Giancarlo Gianinni en el papel de René Mathis (también recuperado del anterior film, el cual se recomienda visionar a fin de seguir mejor la trama y sus personajes).

En ésta, la aventura número 22 del personaje creado por
Ian Fleming en 1952 - además se deberían considerar tres películas/versiones más no Oficiales - , 007 se centra en la búsqueda de revelar la verdad que se esconde tras la traición de Vesper Lynd (formidable Eva Green en el papel de amante de Bond y sus brillantes réplicas en Casino Royale) y tras la Organización Quantum, representada por Mr. White (Jesper Christensen) y Dominic Greene (Mathieu Amalric) entre otros, siendo este "malo” de turno un carismático y despiadado hombre de negocios alejado del perfil de comunista de la Guerra Fría o megalómano al uso (tan recurrente en anteriores etapas), y más cercano a la actual lucha por el control de los recursos naturales y la especulación, tan presentes en nuestro día a día.

Los tiempos han cambiado también para nuestro agente y como brillante homenaje a una época y a un personaje al que le cuesta más trabajo encontrar su sitio en el sistema, cabe destacar la imagen de la joven colaboradora asesinada tras una noche de amor con 007. Si en Goldfinger el personaje femenino aparecía muerto en la cama con el cuerpo cubierto por una capa de oro, ahora lo hace con el cuerpo cubierto de petróleo. Un guiño más a la realidad que le ha tocado vivir a este renacido agente doble cero.

El cambio en las localizaciones sigue siendo marca de la casa y Quantum of Solace es la película en la que en más países se ha rodado (un total de seis) con localizaciones tan dispares como Siena (que sirve de entrada al film), Madrid, Baja California, Panamá, Austria y con el especial protagonismo en la película y en su desenlace del desierto de Atacama.

El reseteo y resurrección de la serie llega de la mano de la presencia en el guión de Paul Haggis, guionista de títulos como las aclamadas Million Dolar Baby, Banderas de Nuestros Padres, Crash o En el Valle de Elah (encargandose también de la dirección en las dos últimas).

Una nueva oportunidad para confirmar si la saga sigue su línea renovada será su entrega numero 23, tal y como se nos anuncia al final de los títulos de crédito con la omnipresente frase ‘James Bond regresará', seguramente con Daniel Craig como protagonista y con la irrupción de nuevos personajes como la abnegada secretaria Moneypenny y el experto en gadgets del MI6 ‘Q', tan célebres y añorados entre los seguidores de la saga.

Tal vez en esta nueva entrega volvamos a escuchar la frase "Mi nombre es Bond, James Bond”, olvidada por primera vez en la cinta de Foster (sirva de homenaje mi título a una de las frases más conocidas y repetidas de la historia del cine), se vuelva a recuperar el icono de la pantalla que se tiñe de sangre al principio del metraje (y no al final como sucede en este caso) y vuelva a ganar en presencia la mítica música de Monty Norman, o tal vez volvamos a escuchar alguna afirmación del estilo de la pronunciada por 007 en una secuencia de James Bond contra Goldfinger: "Beber Don Perignon del 56 a una temperatura superior a cuatro grados es como escuchar a los Beatles sin taparse los oídos” (lo siento James, no puedo estar más en desacuerdo contigo…en lo que a los Beatles se refiere por supuesto).

En resumen Quantum of Solace cumple sobradamente como producto de entretenimiento aunque dejará un poco desilusionados a los seguidores de la serie, deseosos de una continuación en la resurrección del Agente Secreto más famoso de la historia del cine, pero que no obstante contiene elementos suficientes para darle crédito al personaje y desear la llegada de una tercera entrega que (debo incluir esta referencia) seguramente también desearán los seguidores de la Trilogía de Jason Bourne, ávidos de comparaciones que no vienen al caso y que carecen de toda lógica.

Esperemos que la apoteosis de la acción, los efectos especiales y el espectáculo (que dicho sea de paso suelen garantizar una buena Taquilla), no eviten conservar (o potenciar) el mundo interior del personaje, la ironía y las maneras del Agente de Su Majestad.
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