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Alejandro Amenábar ha conquistado a la crítica del Festival de Cannes, tras presentar fuera de concurso, su película “Ágora”.
El director español, nacido en Chile, ha confesado que se sentía “como un niño con zapatos nuevos”, tras haber estrenado, en la 62 edición del Festival, su quinto filme.

“Ágora” es, según Amenábar, su filme “más ambicioso”. La cinta, cuya producción ha costado 50 millones de euros, ha sido rodada en inglés.
El filme, que cuenta en el papel de Hipatia (guardiana de la Biblioteca de Alejandría) con la talentosa Raquel Weisz, retrata una Alejandría dominada por las tensiones entre cristianos y judíos durante la decadencia del control del Imperio Romano, planteando el conflicto entre la razón y la intolerancia.
Amenábar, quien en más de una ocasión se ha declarado ateo, ha aclarado que no es una película anticristiana y que la cinta “explora el lado bueno del cristianismo”, del que ha destacado el concepto de “piedad”, agregando que “Ágora” se dirige contra el fundamentalismo.
De hecho, el cineasta ha insistido en que pretende demostrar “que no hay que matar por nuestras ideas”, y que además de “un viaje de exploración al pasado”, “Ágora” es “una celebración del diálogo”.
Alejandro Amenábar ha conquistado a la crítica del Festival de Cannes, tras presentar fuera de concurso, su película “Ágora”.
El director español, nacido en Chile, ha confesado que se sentía “como un niño con zapatos nuevos”, tras haber estrenado, en la 62 edición del Festival, su quinto filme.

“Ágora” es, según Amenábar, su filme “más ambicioso”. La cinta, cuya producción ha costado 50 millones de euros, ha sido rodada en inglés.
El filme, que cuenta en el papel de Hipatia (guardiana de la Biblioteca de Alejandría) con la talentosa Raquel Weisz, retrata una Alejandría dominada por las tensiones entre cristianos y judíos durante la decadencia del control del Imperio Romano, planteando el conflicto entre la razón y la intolerancia.
Amenábar, quien en más de una ocasión se ha declarado ateo, ha aclarado que no es una película anticristiana y que la cinta “explora el lado bueno del cristianismo”, del que ha destacado el concepto de “piedad”, agregando que “Ágora” se dirige contra el fundamentalismo.
De hecho, el cineasta ha insistido en que pretende demostrar “que no hay que matar por nuestras ideas”, y que además de “un viaje de exploración al pasado”, “Ágora” es “una celebración del diálogo”.